En un oscuro hogar brilla una vela.
He de mirar y no pensar en nada,
inspirar ensanchando la entrada
y espirar como gato en duermevela.
El pensamiento se libera y vuela,
manos y piernas se hacen más pesadas
cuerpo en éxtasis, mente desatada.
Así, dicen, la esencia se revela.
Abro los ojos y la vela sigue,
la cera chorrea en sólidas gotas;
bajo, más bajo, bájase la llama.
Y mi vida, así también se extingue;
el tiempo y los fracasos me derrotan.
Muerta, más muerta, muérese mi alma.
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