Catorce piedras una torre apoyan,
catorce esqueletales cariátides.
Catorce plantas que jamás descollan,
porque las ciega lo oscuro del Hades.
Trece terrazas do llorar se les oiga
a fantasmas que son enfermedades.
Trece dolores de la carne moran
en la torre de las trece maldades.
Doce mil años ha que el sol no brilla
y doce horas para verlo fuera.
Y doce muertos de sus doce sillas
levántanse a vivir la vida entera:
vida verde con flores amarillas:
Once segundos a esa torre esperan.
Diez. Nueve y ocho. Siete. Seis. Cinco. Cuatro.
Tres, dos, uno. Vida.
1 comentario:
Hola Antonio:
Me gusta y mucho, este último poema. Te felicito. Me encanta ese estilo narrativo un poco trágico, un poco teatral, que tienes.
Me recuerda a los grandes escritores griegos y también, a Shakespeare. La tragedia. Me encanta.
Cordial Saludo desde América,
Eva Margarita Escobar Sierra
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